El Retiro, el parque emblemático de Madrid, fue históricamente la reserva exclusiva de la realeza española hasta finales del siglo XIX, cuando se abrió al público. Ahora, este extenso espacio verde de 292 acres (118 hectáreas) ofrece a los visitantes fuentes ornamentadas, estatuas de escritores y héroes españoles, glorietas y espacios de exhibición para que todos disfruten. Fiel a su nombre, que se traduce como "jubilación" o "descanso", los madrileños suelen pasar el tiempo relajándose en el césped o participando en los muchos cafés al aire libre, lejos del bullicio de la ciudad. Los visitantes pueden recorrer una variedad de estilos de paisajismo, desde jardines bien cuidados de inspiración francesa hasta caminos escarpados bordeados de árboles y románticos jardines de rosas.

Entre los terrenos del parque se encuentran algunos puntos de referencia notables, incluido el Monumento a Alfonso XII, que es una gran columnata con vista a un lago central, y The Fallen Angel, la única estatua de Lucifer encargada públicamente en el mundo. Aquí también se encuentra el árbol más antiguo de Madrid, plantado en 1633.

El parque tiene una rica historia, creado inicialmente durante el reinado de Felipe IV en el siglo XVII y situado junto al Monasterio de los Jerónimos (que aún se mantiene en pie). El Palacio del Buen Retiro, un amplio complejo palaciego que una vez estuvo a un lado del parque, fue destruido por un incendio en el siglo XVIII. Durante la Guerra de la Independencia de 1808-1814, el Parque el Buen Retiro se transformó en fortaleza y cuartel de las tropas de Napoleón, lo que provocó la destrucción de muchas partes del parque. La Casa de Fieras (Casa de los Animales Salvajes), un zoológico que existió en los terrenos del parque hasta 1972, exhibió animales traídos de las colonias españolas, incluidos leopardos, hienas, osos polares y elefantes. Trágicamente, muchos de los animales perecieron en la Guerra Civil Española.