En el momento de su remodelación en 1850, la cámara baja del parlamento español recibió una fachada neoclásica, completa con dos leones haciendo guardia en la entrada. Estas imponentes estatuas habían sido fundidas con cañones utilizados en las guerras africanas del país a mediados del siglo XIX, y cuando fueron montadas fuera del edificio, un descarado periódico madrileño comentó: ‘¡Y qué boca tienen! ¡Uno podría imaginarlos como parlamentarios!